¿Cómo ves el vaso: medio vacío o medio lleno?

Todos sabemos lo que las personas optimistas responderían a esta pregunta. El optimismo al igual que la esperanza, significa tener la confianza de que en general, las cosas irán bien, a pesar de los contratiempos y de las frustraciones. Desde el punto de vista de la inteligencia emocional, es una actitud que impide caer en la apatía, la desesperacion o la depresión frente a las adversidades.

Aunque en ocasiones el optimismo refleja  una actitud inocente, una tendencia a  negar la realidad, o a subestimar los problemas,  también hay un optimismo inteligente,  en contraposición a la negación ilusa de la realidad.

El optimista inteligente es capaz de analizar las circunstancias y reconocer si algo no funciona, pero a su vez, tiene la capacidad para valorar qué se puede hacer para mejorar, es capaz de darse cuenta de que está ante una situación de crisis pero eso no le paraliza como al pesimista, ni se sienta a esperar a que la solución venga milagrosamente como lo hace el optimista quimérico. Reflexiona, toma su propia responsabilidad sobre la situación y busca acciones orientadas al cambio.

Ante una situación extrema, el optimismo inteligente puede propiciar el milagro, no como resultado de la acción divina, sino como el fruto de nuestros propios esfuerzos.
Así, no importa tanto si vemos el vaso medio vacío o medio lleno, lo verdaderamente importante es lo que hagamos con el agua.